A día de hoy, en plena era digital, ninguno se sorprenderá si digo que existen unos determinados delitos económicos que, cada vez más, se cometen a través de Internet; un ejemplo claro son los delitos de estafa. Lo que sí puede sorprender es que, cada vez son más comunes los delitos contra las personas que también se cometen a través de la Red, como por ejemplo amenazas, coacciones, injurias, o incluso exhibicionismo.
Este tipo de delitos a través de Internet, hace unos años sólo podían ser cometidos a través de correos electrónicos o de chats. La aparición de las redes sociales en Internet, y el gran número de usuarios de las mismas, ha potenciado la comisión de estos medios. A día de hoy Facebook, Twitter o Twenty se han convertido en canales para injuriar, calumniar, amenazar…
El autor de delitos contra las personas en Internet se diferencia del que comete delitos económicos, sobretodo en conocimientos de informática. Aquel que amenaza o injuria por Internet, se cree impune porque se siente amparado en el anonimato que proporciona el estar al otro lado del ordenador mientras comete el delito. Además, en caso de que fuera denunciado cuenta con alegar que habrá sido alguien quien se ha entrometido en su ordenador, en su cuenta de Facebook o que tiene un virus informático. Sin embargo en la mayoría de casos, los autores crean cuentas de usuarios ficticios “ad hoc” para cometer los delitos y para poder justificar, en caso de denuncia, que esa no es su cuenta.
Actualmente, con la tecnología y conocimientos que poseen los Cuerpos de Seguridad del Estado es muy difícil ocultar una autoría en Internet. Quizá se podrá dilatar en el tiempo la búsqueda del autor, pero al final acabará apareciendo. La IP del ordenador, que es como el ADN de su computadora, es el principal indicio que vincula delito con culpable, pero no es el único. Direcciones, contraseñas, nicks, apodos o contenido de los mensajes, ayudan a la policía a identificar quien se encuentra detrás de una coacción o de una injuria cometida en una red social. Además, la gran colaboración con las Fuerzas de Seguridad de las empresas telefónicas que proporcionan la conexión a Internet o las que proporcionan el hosting hacen que los requerimientos de la Policía a estas empresas se contesten en cuestión de días, lo que permite entrar a conocer información reciente que todavía no ha sido borrada.
En resumen, cada vez se cometen más delitos contra las personas a través de la Red y cada vez es más complicado parapetarse detrás del anonimato por los conocimientos informáticos de la Policía y la tecnología de la que disponen.